01 octubre, 2011

Lo que le falta al tiempo

Fulvio de Marinis


Me siento perdida, como si caminara por una neblina espesa que me quiere tragar (...) No sé... a veces me parece que vivo otra vida, que me enciendo y apago con un interruptor que no controlo... porque en verdad no existo. ¿Crees que existo? ¿No seré un sueño fabricado por un loco? ¿Dónde estoy? Necesito a alguien que me indique la salida de este espeso túnel en el que me encuentro. ¿Parezco feliz?... No, no te lo creas. Las caras siempre mienten, esconden el alma de la gente, todos llevamos una máscara para actuar en este circo: el gran público, que también va fingiendo su cordura. ...Pero a tí no puedo mentirte. Estoy más sola que la propia soledad.

En realidad los seres humanos somos tan poca cosa. Vivimos porque no nos queda más remedio. Caímos en esta trampa, en esta leonera hambrienta. Todos quieren algo de ti: la rebatiña, la repartición de los cuerpos, de las almas... un rato de pasión, cariño, atención, compromiso, tus palabras. Tu esfuerzo, la fama, tu silencio, tu alegría... hasta tus pensamientos y tu futuro, que no sabes si existirá. Todo para todos y al final para nadie. Porque en la repartición nos volvemos jirones. Aquel altruismo de dar sin esperar no existe. Queremos ser fuertes y terminamos siendo de una blandura insoportable. Queremos ser inteligentes y sólo somos unos pobres animales perdidos en esta desconcertante jungla de enanos. La estúpida comedia de parecer por no saber qué ser.... Algo me dice que tu tiempo era distinto al mío. Que tú no estabas como yo, hecha a pedazos. Que no te tocaba cada noche recoger los trozos sueltos y pegarlos, para salir a la calle como si nada."

Lo que le falta al tiempo.

Ángeles Becerra


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