"Paseos
por Londres" es sencillamente una delicatessen. Los textos que componen
este libro son seis artículos que Virginia escribió para la revista
femenina Good Housekeeping, más tres relatos y un ensayo. Leer a la
más íntima Virginia Woolf, y su visión de una ciudad que la conmueve, es
siempre un placer inconmensurable. Hacer un viaje en el tiempo por el Londres de
los años 30 , a través de sus ojos y su escritura, es sencillamente
un lujo. Tras esto poco más puedo decir para recomendar
encarecidamente esta lectura obligada para todo aquel que entienda por propia
experiencia una de las citas más célebres de Emily Dickinson, esa que reza que
"para viajar lejos no hay mejor nave que un libro" (y que figura,
cómo no, en el escudo de armas de esta humilde librería Extra Vagante).
Quién
mejor que Virginia para hacernos de cicerone por el Londres al que ella misma
contribuyó con su sola existencia. Quién mejor que ella misma para darnos fé de
su majestuoso paso y la emblemática huella que este imprimió en sus aceras.
Pocas veces este Londres victoriano de matices y contradicciones ha podido ser
retratado con esta exquisita sensibilidad y lucidez (sí
lucidez, a pesar del mito de su locura).
No
faltan en el libro pequeños apuntes sobre la cotidianidad de la familia Woolf
que explican esa conexión medular de Virginia con la ciudad de Londres. Ni
falta el homenaje, del que esta librera no puede menos que mencionar, a un
paradisíaco Londres librero, con el paisaje de sus librerías con encanto
quejumbroso, que tanto tuvieron que ver con la gestación del emblemático Grupo
de Bloomsbury.
"Caminar
sola por Londres es el mayor descanso", bajo esta premisa prepárate para
degustar estas páginas con la calma de un paseo pausado y nostálgico.
"Debo comprarme un lápiz sin falta", expresa de entrada en el ensayo
titulado Ruta callejera; y si este es el pretexto perfecto para que
Virginia se permita "con tranquilidad el mayor placer que nos
ofrece la vida urbana en invierno: pasear por las calles de Londres",
que el esfuerzo de construir un túnel del tiempo con los ladrillos de nuestra
lectura, no nos impida adueñarnos de su Londres, transitarlo y vivirlo, como si
sus pupilas, sus vestiduras y su porte fueran los nuestros. Tomemos este regalo
de valor incalculable de la mano de una generosa Virginia y deleitémonos.
Fuente: "Paseos
por Londres" es sencillamente una delicatessen. Los textos que componen
este libro son seis artículos que Virginia escribió para la revista
femenina Good Housekeeping, más tres relatos y un ensayo. Leer a la
más íntima Virginia Woolf, y su visión de una ciudad que la conmueve, es
siempre un placer inconmensurable. Hacer un viaje en el tiempo por el Londres de
los años 30 , a través de sus ojos y su escritura, es sencillamente
un lujo. Tras esto poco más puedo decir para recomendar
encarecidamente esta lectura obligada para todo aquel que entienda por propia
experiencia una de las citas más célebres de Emily Dickinson, esa que reza que
"para viajar lejos no hay mejor nave que un libro" (y que figura,
cómo no, en el escudo de armas de esta humilde librería Extra Vagante).
Quién
mejor que Virginia para hacernos de cicerone por el Londres al que ella misma
contribuyó con su sola existencia. Quién mejor que ella misma para darnos fé de
su majestuoso paso y la emblemática huella que este imprimió en sus aceras.
Pocas veces este Londres victoriano de matices y contradicciones ha podido ser
retratado con esta exquisita sensibilidad y lucidez (sí
lucidez, a pesar del mito de su locura).
No
faltan en el libro pequeños apuntes sobre la cotidianidad de la familia Woolf
que explican esa conexión medular de Virginia con la ciudad de Londres. Ni
falta el homenaje, del que esta librera no puede menos que mencionar, a un
paradisíaco Londres librero, con el paisaje de sus librerías con encanto
quejumbroso, que tanto tuvieron que ver con la gestación del emblemático Grupo
de Bloomsbury.
"Caminar
sola por Londres es el mayor descanso", bajo esta premisa prepárate para
degustar estas páginas con la calma de un paseo pausado y nostálgico.
"Debo comprarme un lápiz sin falta", expresa de entrada en el ensayo
titulado Ruta callejera; y si este es el pretexto perfecto para que
Virginia se permita "con tranquilidad el mayor placer que nos
ofrece la vida urbana en invierno: pasear por las calles de Londres",
que el esfuerzo de construir un túnel del tiempo con los ladrillos de nuestra
lectura, no nos impida adueñarnos de su Londres, transitarlo y vivirlo, como si
sus pupilas, sus vestiduras y su porte fueran los nuestros. Tomemos este regalo
de valor incalculable de la mano de una generosa Virginia y deleitémonos.
Quién
mejor que Virginia para hacernos de cicerone por el Londres al que ella misma
contribuyó con su sola existencia. Quién mejor que ella misma para darnos fé de
su majestuoso paso y la emblemática huella que este imprimió en sus aceras.
Pocas veces este Londres victoriano de matices y contradicciones ha podido ser
retratado con esta exquisita sensibilidad y lucidez (sí
lucidez, a pesar del mito de su locura).
No
faltan en el libro pequeños apuntes sobre la cotidianidad de la familia Woolf
que explican esa conexión medular de Virginia con la ciudad de Londres. Ni
falta el homenaje, del que esta librera no puede menos que mencionar, a un
paradisíaco Londres librero, con el paisaje de sus librerías con encanto
quejumbroso, que tanto tuvieron que ver con la gestación del emblemático Grupo
de Bloomsbury.
"Caminar
sola por Londres es el mayor descanso", bajo esta premisa prepárate para
degustar estas páginas con la calma de un paseo pausado y nostálgico.
"Debo comprarme un lápiz sin falta", expresa de entrada en el ensayo
titulado Ruta callejera; y si este es el pretexto perfecto para que
Virginia se permita "con tranquilidad el mayor placer que nos
ofrece la vida urbana en invierno: pasear por las calles de Londres",
que el esfuerzo de construir un túnel del tiempo con los ladrillos de nuestra
lectura, no nos impida adueñarnos de su Londres, transitarlo y vivirlo, como si
sus pupilas, sus vestiduras y su porte fueran los nuestros. Tomemos este regalo
de valor incalculable de la mano de una generosa Virginia y deleitémonos.
Para los asiduos, como una servidora, a la lectura de Virginia Woolf, este es un libro, como digo yo, de coleccionista. Con una bella estética y una delicada y gustosa edición. Os dejo el ISBN de la primera edición.
ISBN: 1ª edición 29 de septiembre de 2014. 9788415958284