George Henry Grenville
A veces, en noches así
sin un por qué e inevitablemente
desde rincones ignorados llega
con rostro taciturno, envejecido,
la tristeza, como una buena amiga.
La miro desde todas mis tibiezas,
abro ante ella plenitud de alas;
enciendo los azahares, tejo nubes,
le ofrezco piñas y zumo de jazmines;
entibio los recuerdos, enlazo sueños,
pongo en sus manos mis propios aleteos
intento compartir algún camino,
algún pino encendido en cantos...
Ella calla, sonríe y lentamente,
imperceptible y sutil
penetra en mi alma.
Jesuina Sánchez.
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