31 octubre, 2008

Don Juan Tenorio

Don Juan Tenorio es un drama religioso-fantástico en dos partes publicado en 1844 por José Zorrilla. Constituye una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan. Un año más, y siguiendo la tradición se representa en los teatros españoles el "Don Juan Tenorio", coincidiendo con las cercanías del Día de Todos los Santos. A pesar de todo lo que sucede a lo largo de la historia, el protagonista de la historia acaba finalmente absuelto y admitido en el cielo gracias al amor de una mujer.

Una historia que, en época de Zorrilla, pasó bastante desapercibida y que ha sido con el transcurso de los años cuando ha ido adquiriendo su fama.

Tuve la enorme satisfacción de asistir, el pasado mes de enero, en –El Gran Teatro de Córdoba- a la representación de dicha obra; llevada a cabo por la compañía cordobesa de teatro clásico – Teatro Par-. Los actores encargados de dar vida a, Don Juan y a Doña Inés, fueron: Álvaro Barrios y Belén Benítez

El montaje se ajustó al tradicional concebido por Zorrilla. La estética escenografía, la extensa variedad en cuanto a vestuario y el cuidado juego de luces, cumplieron con creces la sensación de estar paseando por todos y cada uno de los escenarios representados. Y por supuesto, la magistral interpretación actoral llegando a congregar por momentos a más de veinte actores, hicieron de la obra un deleite. Dicen que para un actor de teatro, la mejor prueba de su buen hacer es la ovación de público. En este caso fue larga, unánime, y clamorosa. Felicidades desde aquí a esta compañía cordobesa, que no me cabe duda seguirá cosechando triunfos y ovaciones allá donde vayan.

Quedémonos pues, con
Don Juan, y Doña Inés.
Un truhán salvado al final,
por el amor de una mujer.

¿No es verdad, angel de amor?






1ª parte (acto cuarto)

DON JUAN.

Que os hallabais
bajo mi amparo segura,
y el aura del campo pura,
libre, por fin, respirabais.
¡Cálmate, pues, vida mía!
Reposa aquí; y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.
¡Ah! ¿No es cierto, ángel de
amor,
que en esta apartada orilla
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
Esta aura que vaga, llena
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento;
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor
de sus copas morador,
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
Y esas dos líquidas perlas
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse, a no verlas,
de sí mismas al calor;
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
¡Oh! Sí. bellísima Inés,
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos,
como lo haces, amor es:
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando vida mía,
la esclavitud de tu amor.

DOÑA INÉS.

Callad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir,
tan nunca sentido afán.
¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos, me parece
que mi cerebro enloquece,
y se arde mi corazón.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora,
y el amor que negó a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan, en poder mío
resistirte no está ya:
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan!, ¡don Juan!, yo lo
imploro
de tu hidalga compasión
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.

DON JUAN.

¡Alma mía! Esa palabra
cambia de modo mi ser,
que alcanzo que puede hacer
hasta que el Edén se me abra.
No es, doña Inés, Satanás
quien pone este amor en mí:
es Dios, que quiere por ti
ganarme para él quizás
No; el amor que hoy se atesora
en mi corazón mortal,
no es un amor terrenal
como el que sentí hasta ahora;
no es esa chispa fugaz
que cualquier ráfaga apaga;
es incendio que se traga
cuanto ve, inmenso voraz.
Desecha, pues, tu inquietud,
bellísima doña Inés,
porque me siento a tus pies
capaz aún de la virtud.
Sí; iré mi orgullo a postrar
ante el buen comendador,
y o habrá de darme tu amor,
o me tendrá que matar,

Nota: La escultura de Don Juan Tenorio que acompaña esta entrada, está situada en la Plaza de Refinadores, en el barrio de Santa Cruz. (Sevilla)




09 octubre, 2008

Taller de Poesía

"Sobre la naturaleza de la poesía, sus orígenes y evolución en la historia de la humanidad".

Ayer concluyó el taller de poesía que durante los tres últimos martes ha impartido nuestra fiel y entrañable compañera del club de lectura, Leonor Mª. Licenciada en literatura y filología inglesa. Actualmente ejerce como docente en un instituto cordobés. El taller nos ha llevado recorrer las diferentes formas y corrientes poéticas a lo largo de la historia. Autores españoles clásicos y actuales, haciendo hincapié en Juan Ramón Jiménez. El estilo minimalista del –haiku- japonés con poetas como, B. Yosa Buson, C. Kobayashi Issa, D. Masaoka Shiki, o el maestro de la sobriedad, quietud y armonía del siglo XVII en Japón, A. Matsuo Bashoo. O este otro minimalismo renovado de autores españoles como, Clara Janés o Jesús Aguado. Los diferentes estilos de poesía visual, destacando entre otros muchos autores a, Gillaumé Apollinaire, Vicente de la torre o Vicente Huidobro. El dadaísmo, la forma métrica, la poesía vista a través de la pintura con una selección de obras de Jean Vermeer y Gustav Klimt, y un extenso y reflexivo texto del último libro del griego –Kostas Vrachnos- “El hambre del cocinero-, entre otros muchos y muy variados temas y autores, han conformado este taller poético. Lástima que haya durado tan poquitos días. Me quedaré con el dicho de que “Lo bueno y breve, dos veces bueno” Gracias a nuestra compañera Leonor por ofrecernos este delicioso paseo poético.

 

Si la poesía es dulce, no menos lo fue la sencilla celebración que tuvimos trás finalizar el taller. 

De esta instructiva experiencia poética, me quedo con un poema precioso de Juan Ramón Jiménez.

 Suavidad

¿SOSTIENE la hoja seca

a la luz que la encanta,

o la luz

a la hoja encantad?

                                                       Poesías, 1927-1923        




05 octubre, 2008

"Carolina Coronado" (1820 - 1911)

Carolina Coronado Romero de Tejada (Almendralejo (Badajoz), 12 de diciembre de 1820 - †Lisboa, 15 de enero de 1911, enterrada en Badajoz).


Escritora española, considerada como la equivalente extremeña de otras autoras románticas coetáneas como Rosalía de Castro, y autora de tal notoriedad que llegaría a ser calificada con el título de "Bécquer femenino".




Poemas

¡ay! Transportad Mi Corazón Al Cielo!

Ángeles peregrinos que habitáis
las moradas divinas del Oriente
y que mecidos sobre el claro ambiente
por los espacios del mortal vagáis.

A vosotros un alma enamorada
os pide sin cesar en su lamento
alas, para cruzar del firmamento
la senda de los aires azulada.

Veladme con la niebla temerosa
que por la noche ciega a los mortales,
y en vuestros puros brazos fraternales
llevadme allá donde mi bien reposa.

Conducidme hasta el sol donde se asienta
bajo el dosel de reluciente oro
el bien querido por quien tanto lloro,
genio de la pasión que me atormenta.

¡Ay! Transportad mi corazón al cielo,
y si os place después darme castigo,
destrozadme en los aires y bendigo
vuestra piedad y mi dichoso vuelo.

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La luna es una ausencia (fragmento)

Y tú, ¿quién eres de la noche errante
aparición que pasas silenciosa,
cruzando los espacios ondulante
tras los vapores de la nube acuosa?

negra la tierra, triste el firmamento,
ciegos mis ojos sin tu luz estaban,
y suspirando entre el oscuro viento
tenebrosos espíritus vagaban.

yo te aguardaba, y cuando vi tus rojos
perfiles asomar con lenta calma,
como tu rayo descendió a mis ojos,
tierna alegría descendió a mi alma.

¿Y a mis ruegos acudes perezosa
cuando amoroso el corazón te ansía?
Ven a mí, suave luz, nocturna, hermosa
hija del cielo, ven: ¡por qué tardía!



Carolina Coronado, -Su Obra Literaria-
Autor: Fernando Manso amarillo. (Diputación Provincial de Badajoz. Departamento de Publicaciones)
1ª ed., 1ª imp. (05/1999).
Páginas 263
Tamaño: 22x17 cm.
Precio: 7,21 €
Idioma: Español
ISBN: 8477969116.
ISBN-13: 9788477969112