En realidad los seres humanos somos tan poca cosa. Vivimos porque no nos queda más remedio. Caímos en esta trampa, en esta leonera hambrienta. Todos quieren algo de ti: la rebatiña, la repartición de los cuerpos, de las almas... un rato de pasión, cariño, atención, compromiso, tus palabras. Tu esfuerzo, la fama, tu silencio, tu alegría... hasta tus pensamientos y tu futuro, que no sabes si existirá. Todo para todos y al final para nadie. Porque en la repartición nos volvemos jirones. Aquel altruismo de dar sin esperar no existe. Queremos ser fuertes y terminamos siendo de una blandura insoportable. Queremos ser inteligentes y sólo somos unos pobres animales perdidos en esta desconcertante jungla de enanos. La estúpida comedia de parecer por no saber qué ser.... Algo me dice que tu tiempo era distinto al mío. Que tú no estabas como yo, hecha a pedazos. Que no te tocaba cada noche recoger los trozos sueltos y pegarlos, para salir a la calle como si nada."
Lo que le falta al tiempo.
Angeles Becerra
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