17 mayo, 2016

Las ventanas de Darbisihre

Hay ventanales que se asoman a patios interiores, a los del vecino de enfrente. Se asoman a gigantes de hormigón y acero, tan fríos como insustanciales. A laberintos de asfalto en los que encontrar la dirección correcta es toda una odisea. A callejones umbrosos en los que el astro sol tiene prohibida la entrada. Y hay otros, como los de Stephen John Darbisihre, pintor británico, que se asoman a paisajes de ensueño: a verdes praderas, a frondosos bosques, a extensos lagos de aguas mansas, a ríos que serpentean entre arboledas flanqueados por cadenas montañosas. Se asoman a la noche, al día. Al crudo invierno y a la florida primavera. A la canícula y al ocre otoño. Se asoman a la naturaleza...














 ...a parajes en los que el tiempo parace haberse detenido.









Ventanales junto a los que es un placer sentarse y disfrutar con la lectura de un buen libro y saborear un delicioso café, un té, o una agradable infusión de canela.


3 comentarios:

El viejo farero dijo...

Yo, si pudiera, abriría un ventanal que diese al mar, a un lugar donde los vecinos fuesen gaviotas suspendidas en el aire, a donde las farolas fuesen las luces de los barcos pescando y las estrellas. Ay... si yo puediera.

Odel dijo...

Ya me gustaría abrir mi ventanal y poder disfrutar de esos paisajes que nos enseña,
bonito post
gracias por leerme en mi blog

María Rosa dijo...

Gracias por visitarme y por dejar vuestras palabras, siempre bien recibidas. Un abrazo.