Margaret Oliphant (nacida Margaret Oliphant Wilson) (4 de abril de 1828 - 25 de junio de 1897), fue una novelista, cuentista e historiadora escocesa, nacida en Wallyford,. Margaret Oliphant produjo más de 120 obras, que incluían novelas, libros de viajes, reseñas, relatos y críticas literarias.
Perseguida sin descanso por un destino trágico, escribió algunas novelas de corte costumbrista en las que logró memorables retratos de la vida provinciana en la Escocia de su tiempo, y tres magistrales narraciones fantásticas. Hoy es recordada en particular por sus historias de fantasmas victorianas, como la novela corta La puerta abierta (1882).
Extendieron mucho su reputación una colección de cuentos con el título general de The Chronicles of Carlingford, que aparecieron originalmente en la famosa revista de literatura gótica británica del siglo XIX, la escocesa, Blackwood's Magazine (1862-1865), en la que también publicaron escritores clásicos de la talla de Joseph Conrad, Mary Sehelly, las hermanas Bronté, Tomas de Quincey o uno de los precursores de la novela policíaca, y el cuento de terror, tal y como lo conocemos hoy Edgard Allan Poe.
Perseguida sin descanso por un destino trágico, escribió algunas novelas de corte costumbrista en las que logró memorables retratos de la vida provinciana en la Escocia de su tiempo, y tres magistrales narraciones fantásticas. Hoy es recordada en particular por sus historias de fantasmas victorianas, como la novela corta La puerta abierta (1882).
Extendieron mucho su reputación una colección de cuentos con el título general de The Chronicles of Carlingford, que aparecieron originalmente en la famosa revista de literatura gótica británica del siglo XIX, la escocesa, Blackwood's Magazine (1862-1865), en la que también publicaron escritores clásicos de la talla de Joseph Conrad, Mary Sehelly, las hermanas Bronté, Tomas de Quincey o uno de los precursores de la novela policíaca, y el cuento de terror, tal y como lo conocemos hoy Edgard Allan Poe.
El cuento está editado por ediciones Valdemar, 1987 La puerta abierta es quizá, junto a Otra vuelta de tuerca de Henry James, El guardavías de Dickens, o La mujer del sueño de Wilkie Collins, una de las más destacadas y originales creaciones del cuento de miedo inglés, en opinión de Montague Rhode James, uno de los maestros indiscutibles del género. Margaret consiguió que el mismo M. R. James se rindiera ante la fuerza espectral de esta obra maestra, a la cual el maestro de la ghost story jamás dejó de dedicar los más encendidos elogios.
La atmósfera inquietante en la que se desarrolla el relato y la sensibilidad con que la autora describe los acontecimientos logran infundirle un extraño y poético patetismo que trasciende los límites convencionales del género.
El misterio gira en torno al ruinoso frontispicio de una antigua mansión en el que se abre el hueco de una puerta solitaria que el tiempo ha despojado de todo significado y que ya no conduce a ninguna parte. Una angustiada voz que gime y suplica ante esa puerta abierta y vacía es el único indicio de una tragedia que se renueva a lo largo del tiempo y que tal vez ha quedado grabada en el oculto corazón de la naturaleza.
En este tipo de relato, ya de corte moderno, el protagonista será directamente el espectro, cuyas apariciones no se producirán en lugares misteriosos, sino en ámbitos cotidianos, sin sustos ni gritos. En La puerta abierta el protagonista es la voz del espectro, cuya alma en pena no ha venido a vengar afrentas, sino buscando la ayuda de los mortales para ser liberada de su condena eterna1 .
Encontramos algunos de estos elementos en la novela corta El fantasma de Canterville, del escritor contemporáneo de Oliphant, Oscar Wilde.
La puerta abierta. Traducción de Rafael Díaz Santander. Madrid: Valdemar, 1987. 127 p. ISBN 84-7702-002-7.
La atmósfera inquietante en la que se desarrolla el relato y la sensibilidad con que la autora describe los acontecimientos logran infundirle un extraño y poético patetismo que trasciende los límites convencionales del género.
El misterio gira en torno al ruinoso frontispicio de una antigua mansión en el que se abre el hueco de una puerta solitaria que el tiempo ha despojado de todo significado y que ya no conduce a ninguna parte. Una angustiada voz que gime y suplica ante esa puerta abierta y vacía es el único indicio de una tragedia que se renueva a lo largo del tiempo y que tal vez ha quedado grabada en el oculto corazón de la naturaleza.
En este tipo de relato, ya de corte moderno, el protagonista será directamente el espectro, cuyas apariciones no se producirán en lugares misteriosos, sino en ámbitos cotidianos, sin sustos ni gritos. En La puerta abierta el protagonista es la voz del espectro, cuya alma en pena no ha venido a vengar afrentas, sino buscando la ayuda de los mortales para ser liberada de su condena eterna1 .
Encontramos algunos de estos elementos en la novela corta El fantasma de Canterville, del escritor contemporáneo de Oliphant, Oscar Wilde.
La puerta abierta. Traducción de Rafael Díaz Santander. Madrid: Valdemar, 1987. 127 p. ISBN 84-7702-002-7.
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