19 septiembre, 2007

Novalis:"El Hombre de la Flor Azul"

Durante la época victoriana, las flores azules, particularmente, las rosas, simbolizaban, el misterio, la consecución de lo imposible. El color azul, es el color del cielo, y del mar, y se asocia con la estabilidad, y la profundidad. Representa la lealtad, la confianza, la inteligencia, y la verdad. Es un color, fuertemente ligado a la tranquilidad y la calma; pero fue, Novalis, quién inmortalizó el símbolo romántico de –la flor azul, un ejemplo a seguir para muchos poetas, al escribir la obra, -Enrique de Ofterdingen-, obra ésta inacabada, a raiz de la muerte de su autor, a la temprana edad de veintinueve años, enfermo de tuberculosis. Obra, que concluyó posteriormente L. Tieck, admirador y profundo conocedor de sus trabajos.

En ese canto poético, el protagonista, a través de imágenes oníricas, vislumbra una –flor azul- que le llevará a viajar por ese universo interior, por esas profundidades del propio espitirtu, que tan desconocidas son, inclusos a nosotros mismos. Es una obra totalmente espiritual, donde el protagonista, un joven aprendiz de poéta, busca la sabiduría, el conocimiento, fundiendose en ese sueño, con las fuerzas más vastas de la naturaleza. Montañas, rios, valles, bosques, fuentes; un compendio de imágenes, que Ofterdingen recibe en cada sueño, y que él interpreta, como una especie de melodías que su propia alma, su propio “yo”, le envía transformadas en formas oníricas.

Esta obra, le valió a Novalis el calificativo, para la posteridad de
“El hombre de la flor azul”. Quienes haya tenido el placer de leer esa obra poética, y si no lo han hecho, se la recomiendo, habrán tenido la oportunidad, de sumergirse en un mundo misterioso, porque el alma es así, un inmenso universo de incognitas.


Enrique de Ofterdingen: Colección –Letras universales-
Editorial: Cátedra.







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